El proyecto fue una colaboración con Gruna Arquitetura en Río de Janeiro, donde se encargó a la talentosa Luiza que diseñara un encantador papel tapiz para niños.
En esta obra de arte caprichosa, tortugas, cocodrilos y armadillos cobran vida como mágicas máquinas voladoras, acompañadas por la presencia de peces voladores. La imaginativa escena está destinada a transportar a los niños a un mundo de maravillas y emociones, encendiendo su creatividad y llenando sus sueños de aventuras.