Rodeada de hermosos bolsos, Jacqueline fue invitada a la planta baja de Selfridges y dibujó los retratos de los compradores cada día. Fue un evento agotador pero gratificante que le dio a Jacqueline la oportunidad de pasar tiempo en su tienda favorita creando su sofisticado arte de la moda, ¡unos sesenta retratos en total!